Mis ojos ya no te dibujan
ni te diviso en los caminos
solitarios.
Ya no existe el café de nuestros
encuentros, y
la habitación que compartías conmigo
estará en complicidad con
otra pasión.
Lejos de mi, otros brazos
otros besos, otros susurros otras
palabras.
Un paréntesis en esta historia nuestra
que perduraba en medio de
temporales.
Tal vez vuelvan un día: tu perfume y
tus cabellos
y quizás te quedes junto a mi
una noche de
verano.
Este día de soledad se acaba;
al menos hoy sé que
no volverás.
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