20/7/11

CHILE EN EL MAÑANA.

¡Oh Chile! Territorio del sur,
hermoso valle de ríos, árboles y flores,
angosto camino costero que nace desde el sol
y culmina en las heladas.
Ruta por donde han transitado cada día
sueños, anhelos, frustraciones y esperanzas.

¡Oh Chile, oasis de la paz! Extensa plenitud
de armonías verdes entre mar y cordilleras.
Titán de faunas renovadas,
inmenso torrente de salinas aguas,
de átomos cristalinos, de sol, arena y viento,
de espacios celestes bendecidos,
por donde susurra y se deja escuchar
la voz del firmamento.

Patria que te dejas ver y soslayar
te dejas buscar y te dejas amar.
Por eso, se vuelven hacia ti
las pupilas de América y sus pueblos.
Desde que te has hecho grande,
a ti te espían cual felino, los ojos de viajeros lejanos
y atisban tras el blanco de tus cumbres,
intentando observar tus esplendores
donde escondes el alma de tantas esperanzas

Se divisan las naves venidas desde lejos
navegando en tus olas , sobre peces y diamantes,
te observan escudriñando tus rincones,
tus calles, tus barrios tus ciudades.
Te has ubicado en el recodo del planeta,
donde el ángel de fuego vigila tus entradas
donde nada puede hacerte daño,
donde nadie puede asirte por tus puntos cardinales.

Se enmuralló tu frontera de nieve blanca
para que en ti crezca el niño
con la sublime protección de sus hermanos,
para que el hombre camine libremente
y su mente viaje hasta la galaxia más lejana,
para que la mujer sonría y sea amada en todas las edades
para que en tus escondrijos se cobije y se resguarde
tanto tesoro que la tierra embriaga.

Se encienden tus luminarias por la tarde
un concierto de luces y colores,
una mezcla de razas, lenguas y ropajes
la majestuosidad de la ciudad nocturna,
el ritmo de tus pueblos, el color de tus artistas y 
la armonía ancestral de tus raíces.
Se alejó de ti por fin el humo gris,
el ruido de antaño sin sonidos, el vulgo inactivo
la desesperanza y el miedo hacia el mañana.

Ya no vuelan servilletas en tus calles,
ni la brisa levanta los deshechos,
ya no se esconde el polvo enegrecido en los arbustos tiernos
porque ahora las golondrinas surcan por los cielos
en días de primavera y de verano;
extienden  sus alas las mariposas blancas
los pajarillos nuevos no caen indefensos de sus ramas.
Hoy, la pincoya sigue viva,
no ha muerto aún el trauco
y vivo sigue el diablo y sigue vivo el zambo,

La raza morena altiva, gallarda y belicosa
se ha reencontrado con su tierra
y una lengua de fonemas tan extraños
hoy nos acompaña en cuentos de la infancia.
Lo que ayer nuestros ojos no veían , 
hoy nuestra mirada puede divisar desde la cumbre:
la bandera, que flamea en la última avenida.
Un colirio de eternidad limpió por fin la nube negra
y se abre el cielo tanto en octubre como en mayo.

¡Oh Chile! largo territorio, llama encendida,
donde crece la paz y la esperanza.
Que venga el viajero y nos salude,
nos entregue fraternalmente su mano,
que levante con unción su bandera blanca
en el desierto de litio y verdes cactus, 
y que despliegue en nuestras plazas y ciudades
los versos que inspiraraon al poeta,
los mismos que siendo párvulos e infantes
desde siempre escuchamos y cantamos.

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